Eduardo Mateo
Cuentan que un día, mientras Eduardo Mateo grababa en Buenos Aires “Mateo solo bien se lame”, le dijo a Carlos Piriz, que era el técnico de grabación, "voy y vuelvo"… y se volvió a Montevideo, sin avisar. Así era él, un iluminado sin tiempo ni lugar, que no precisaba más equipaje que los cuadernos azules donde escribía sus canciones. Poeta…