Tomates Asesinos-La luz buena (por Andrés Oddone – name your price)

Tomates Asesinos-La luz buena“Los 13 temas instrumentales de La luz buena se proponen como banda de sonido de un film de ciencia ficción folclórica. Un retro-futuro inverosímil donde conviven instrumentos tradicionales, sintetizadores y producción musical a través de software. Es el resultado de una búsqueda que desconoce el canon de los géneros y reniega del estancamiento de la tradición, acercándose a las raíces pero yendo a contramano. Como un juego intuitivo, sin reglas, pero plantado con convicción en el mestizaje extremo de nuestros tiempos, sin temor a perder la esencia en el experimento, dejándose llevar por el torrente emotivo de nuestra cultura.
Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Ariel Ramírez y Domingo Cura en una parrillada junto a Vangelis, Jean Michel Jarré y Kraftwerk.
De Ushuaia a la Quiaca, Taki Ongoy, La Shalaka de Waldo de Los Ríos, Lito Vitale y Las Alturas de Machu Picchu de Los Jaivas, en clave punk”.
Esto nos cuentan los Tomates Asesinos, grupo de Córdoba, Argentina, sobre de que se trata su último álbum.
Este disco está formado por varias piezas nuevas junto con otras que ya habían sido publicadas en “Folkos EP” en el 2010. Pero en todo el material se percibe una continuidad fluida, para nada marcada por el tiempo, que tiene que ver al 100% con la fuerte identidad de este grupo, uno de esos que para explicarlos hay que contar tantas referencias que finalmente uno se ve hablando de la nada, o del todo que es el toque original e inconfundible de este proyecto.
“La luz buena” es un álbum con tantas referencias que uno se puede perder en ellas. Definitivamente esta música contiene elementos del folklore argentino que se pueden percibir tanto en las rítmicas como en ciertos usos de las guitarras, en cambios melódicos, en modos temporales. Pero lejos están estas piezas de la típica teatralización banal de un folklore determinado, porque ese eje no es marca fundamental, y para nada el planteo es el de una “música for export”. Y eso tiene que ver con el gran grado de experimentalidad de estas canciones en las que podemos ver dejos de la instrumentalidad acertada pero entreverada de los King Crimson, elementos electrónicos ácidos pero marciales que quizás lleguen desde lo más profundo del krautrock, y un vuelo synth que para nada tiene que envidiar a los más viajados Tangerine Dream. Pero toda esa rareza vuelve al centro, a ese lugar que se asume folclórico que hace que todo se pare en las melodías. Y allí está la gran pegada de “La luz buena”, en que los Tomates Asesinos saben llegar bien profundo con las notas, con gran calada emocional, como ocurre en tracks como “Rancho aparte”, que plantea una imagen despojada que se imagina infinita, o “Alambrado”, que de tan dulce seguramente funcionaría bien como canción de cuna (por Andrés Oddone)

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