Ya vimos que para hacer arte el universo de posibilidades es inmenso. La artista canadiense Shelley Miller nos da prueba de ello con su increíble obra. Murales callejeros de todos los tamaños y colores hechos nada más y nada menos que con glaseado de pasteles.
Desde hace varios años, Shelley viene vistiendo las paredes de Toronto con sus ricos graffitis y murales.
La última intervención realizada forma parte del Nuit Blanche 2012, festival de arte contemporáneo que viene ocurriendo de la mano de Scotiabank desde el 2006 en Toronto.
La obra propuesta por Miller para esta ocasión, fue presentada como “Throw-Up” y se montó en el Metro Hall de esta ciudad, impactando a quien pase por el lugar con un extenso graffiti lleno de motivos ornamentales como flores, volados y firuletes con la técnica mencionada.
Una original y atractiva propuesta que no debe pasar desapercibida en donde se encuentre. Seguro que además del sentido de la vista, el tacto, el olfato y ni hablar del gusto deben ser otros canales por los que esta obra llega. O no me digan que no le pasarían la lengua a uno de estos murales. Las hormigas, por lo menos ¡tienen banquete para rato!
Ya vimos que para hacer arte el universo de posibilidades es inmenso. La artista canadiense Shelley Miller nos da prueba de ello con su increíble obra. Murales callejeros de todos los tamaños y colores hechos nada más y nada menos que con glaseado de pasteles.
Desde hace varios años, Shelley viene vistiendo las paredes de Toronto con sus ricos graffitis y murales.
La última intervención realizada forma parte del Nuit Blanche 2012, festival de arte contemporáneo que viene ocurriendo de la mano de Scotiabank desde el 2006 en Toronto.
La obra propuesta por Miller para esta ocasión, fue presentada como “Throw-Up” y se montó en el Metro Hall de esta ciudad, impactando a quien pase por el lugar con un extenso graffiti lleno de motivos ornamentales como flores, volados y firuletes con la técnica mencionada.
Una original y atractiva propuesta que no debe pasar desapercibida en donde se encuentre. Seguro que además del sentido de la vista, el tacto, el olfato y ni hablar del gusto deben ser otros canales por los que esta obra llega. O no me digan que no le pasarían la lengua a uno de estos murales. Las hormigas, por lo menos ¡tienen banquete para rato!
